En 1811, la contrarrevolución conservadora que unió a la Europa continental contra Napoleón y los ideales de la Revolución Francesa tenía por capital a Viena, aunque la música tuviera sus propios revolucionarios hospedados en casa. El principal de esos polizontes era, claro, Beethoven, quien completó ese año su Séptima Sinfonía, y viviría aún tres…